Yo Soy Aquél
Si bien Steven Spielberg y su colega George Lucas son los que más fortuna han hecho dentro del cine en toda la historia a nivel personal, también es cierto que esta mancuerna es la más lamentable a la hora de tratar de hacer cosas con valor o serias. Este fin de semana tuve la no sé si buena o mala idea de ver Indiana Jones y la calavera de cristal, un “nembutal” en donde ambos fabricantes de porquería Hollywodense nos recuerdan que carecen de la más elemental cultura, del más mínimo sentido y respeto a la historia universal, de una descarada ambición que pese a los cientos de millones de dólares en sus bolsillos siguen careciendo de pudor y se avientan la puntada de presentar un vomitivo filme en Cannes como si fuera un producto que se pudiera presumir.
La historia, para que comprendan mi asombro, se desarrolla en ruinas peruanas prehispánicas, en donde hasta un niño de primaria sabe que habitaban los incas y, si este par de analfabetas averiguaran un poquito, sabrían que los incas y pre incas tuvieron como idioma oficial el runasimi con representación gráfico-fonética y expresada en dos categorías: qelqa y los khipu. Qelqa era la escritura gráfica con su correspondiente pronunciación. Los khipu eran hilos de diferentes grosores y colores y nudos a distancias determinadas, cuyos textos eran mensajes y cifras numéricas. Pues nada de esto pudieron averiguar, ya que manejaron el maya como idioma de los incas y mis amigos, así no se puede, el decadente capítulo de la saga del súper héroe con sombrero es una penosa aventura más de la subcultura americana que exporta su ignorancia al mundo entero. Si a lo anterior le agregamos que la historia es malísima, las escenas de acción parecen del Chapulín Colorado y los efectos especiales se asemejan a los de A toda máquina; podemos concluir que el filme es una auténtica porquería que ni los niños aprecian (porque fui con algunos que salieron desilusionados) y ambos productores de chatarra demuestran que hacen comicidad involuntaria cuando nos terminamos riendo de ellos y no con ellos. Spielberg ha demostrado que cuando intenta hacer cosas serias, hace reír, como cuando se ejecutó La lista de Schindler o Munich, y cuando intenta hacer reír, lo que da es mucha lástima.
Si bien Steven Spielberg y su colega George Lucas son los que más fortuna han hecho dentro del cine en toda la historia a nivel personal, también es cierto que esta mancuerna es la más lamentable a la hora de tratar de hacer cosas con valor o serias. Este fin de semana tuve la no sé si buena o mala idea de ver Indiana Jones y la calavera de cristal, un “nembutal” en donde ambos fabricantes de porquería Hollywodense nos recuerdan que carecen de la más elemental cultura, del más mínimo sentido y respeto a la historia universal, de una descarada ambición que pese a los cientos de millones de dólares en sus bolsillos siguen careciendo de pudor y se avientan la puntada de presentar un vomitivo filme en Cannes como si fuera un producto que se pudiera presumir.
La historia, para que comprendan mi asombro, se desarrolla en ruinas peruanas prehispánicas, en donde hasta un niño de primaria sabe que habitaban los incas y, si este par de analfabetas averiguaran un poquito, sabrían que los incas y pre incas tuvieron como idioma oficial el runasimi con representación gráfico-fonética y expresada en dos categorías: qelqa y los khipu. Qelqa era la escritura gráfica con su correspondiente pronunciación. Los khipu eran hilos de diferentes grosores y colores y nudos a distancias determinadas, cuyos textos eran mensajes y cifras numéricas. Pues nada de esto pudieron averiguar, ya que manejaron el maya como idioma de los incas y mis amigos, así no se puede, el decadente capítulo de la saga del súper héroe con sombrero es una penosa aventura más de la subcultura americana que exporta su ignorancia al mundo entero. Si a lo anterior le agregamos que la historia es malísima, las escenas de acción parecen del Chapulín Colorado y los efectos especiales se asemejan a los de A toda máquina; podemos concluir que el filme es una auténtica porquería que ni los niños aprecian (porque fui con algunos que salieron desilusionados) y ambos productores de chatarra demuestran que hacen comicidad involuntaria cuando nos terminamos riendo de ellos y no con ellos. Spielberg ha demostrado que cuando intenta hacer cosas serias, hace reír, como cuando se ejecutó La lista de Schindler o Munich, y cuando intenta hacer reír, lo que da es mucha lástima.
FUENTE: Record Diario Deportivo
Esteban Arce, Yo soy Aquél...
Lunes 26 de Mayo de 2008
1 comentario:
El Arce es un personaje deleznable y exuda ignorancia pot todas sus poros, lo increible es que haya personas que pùedan decir algo positivo de este pseudocomunicador, en fin ahi se denota la ignorancia y manipulacion del atento, en fin...
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