Esta semana tenemos que hablar de patinaje. Sí, de la maravillosa cualidad que tienen los cuerpos de proyectar su masa sin necesidad de tracción, gracias a un impulso, producto de la velocidad, como lo describió Albert Eisntein en su ecuación E=mc2, es decir, la energía es igual a la masa por la aceleración al cuadrado. Así pues, el efecto de patinar es considerado como un efecto energético, y aquí van algunos ejemplos de patinaje que se dieron durante la semana que acaba de terminar:
1.-La primera y más significativa fue la inauguración de la megapista de patinaje que el Gobierno del Distrito Federal tuvo a bien montar en la plancha del Zócalo capitalino, un desplante de primer mundo para una ciudad que por momentos parece ser del cuarto o quinto. Se aplaude el esfuerzo del jefe de Gobierno por insistir en recuperar la imagen de nuestra gran metrópoli, pero al mismo tiempo el hecho de poner autos Fórmula Uno en Reforma, así como instalar hielo en nuestro corazón capitalino parecen ser más un esfuerzo de promoción personal que en realidad proporcionar esparcimiento a los ciudadanos. Sin duda, una patinada del señor Ebrard.
2.-Otro ejemplo fue la espantosa patinada que dieron los magistrados de la Suprema Corte de Justicia al declarar inocente al ‘Gobernador Precioso’, Mario Marín, por no encontrar (según ellos) pruebas contundentes para declararlo culpable de algo que todo México escuchó y pudo darse cuenta en torno al caso de la periodista Lydia Cacho. Argumentos legaloides que alimentan el espíritu de impunidad que vive el país, sin duda, un golpe bajo al ánimo de legalidad que aspiramos los mexicanos. Si con estos datos contundentes no se hizo nada, ¿qué será cuando no los hay? No me imagino qué pensarían los magistrados si alguna de las niñas que son a diario abusadas por pederastas obscenos fuera una hija o nieta de tan solemnes señores y señoras que componen la Suprema Corte de Justicia (?) dela Nación.
3.-Finalmente, otra patinada espantosa resultó ser la escandalosa y sospechosa marcación del penalti que el árbitro Arredondo decretó en el juego de ida entre Chivas y Atlante, una bomba que cimbró los cimientos del futbol mexicano cuando una trampa de un jugador llamado Omar Bravo desató todo tipo de cuestionamientos respecto a la honestidad arbitral del deporte más importante de nuestro país.
En fin, que si de patinar se trata, les aseguro que esta semana se patinaron muchos y la que viene seguramente también lo harán otros tantos.
esteban.arce@record.com.mx
Record Diario Deportivo
Lunes, 3 de Dic. 2007
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