SON PURA POSE

No tengo nada en contra de los criticos de cine, pero tal parece que de hace algunos años a la fecha quien ejerce esa actividad asume de entrada que su trabajo es intelectualmente lo más elevado que puede alcanzar un ser humano. De hecho, quienes se dicen criticos y lo hacen en algún medio de comunicación traen consigo ínfulas de arte que ni Pablo Picasso en sus épocas de gloria; asumen responsabilidades de intelectuales, con ínfulas de grandes de la literatura, como pudiera tratarse de Alberti, Neruda, Borges, Paz, García Márquez, Saramago y Carlos Fuentes, metidostodos en un mismo envase. No quiero decir que el cine no tenga un grado de arte que se tiene que tratar con toda la responsabilidad que se merece, pero luego tiene uno que soportar al ‘experto’ de CNN en español hablando de películas como si estuviera desmenuzando el Corázon.

Lo mismo ocurre con los críticos de cine de algunos programas de televisión nacional y radio, que hablan del frívolo cine estadounidense como silo hicieran del teatro helénico. Es divertido ver cómo esos personajes, en su gran mayoría, visten como si fueran Fellini en combinación con el ‘Indio’ Fernández a punto de filmar, portando muchas veces una barba tipo Le6n Trotsky y anteojos de Gandhi, así como un morral Oaxaqueño, chaleco, pantalones y botas de guerra al tiempo que fuman o puro o pipa en sus ratos de ocio.

El tono de la voz de los crfticos de cine es algunas veces patético; utilizan adjetivos estrafalarios para definir cómo demonios vieron una película al tiempo que manejan palabras como realización, lograr, dimensión, plasmar, celuloide, séptimo arte, etcétera. También hablan y critican trabajos como si ellos hubieran algún día hecho cine de arte o como si hubiesen ganado varios Globos de Oro u Óscares; se burlan de los trabajos cinematográficos como si fueran una mezcla entre Almodóvar y ‘El Negro’ Iñárritu, y les dan significados a los trabajos que ni los mismos guionistas, productores y directores trataron de darles.

Son verdaderamente infumables por sus poses, su soberbia y porque creen que ser crítico de cine equivale a un grado de purificación intelectual comparable con el de Santo Tomás de Aquino, pero la mayoría de las veces hablan de basura hollywoodense. Pensándolo bien, sí traigo algo en contra de ellos, porque desde que tengo memoria me han dado risa sus actitudes, poses, fachas y fanfarronerías, así como también las absolutistas y lacerantes críticas. Así que si ustedes escuchan, ven o leen alguna crítica de un supuesto experto de cine piensen primero que la mayoría de las veces se trata de cineastas o actores frustrados, que intentan aparentar y hacer creer lo que definitivamente pocas veces son.