Todo un fracaso resultò el certamen Miss Universo en Mèxico . Y digo fracaso porque al final del evento todos salieron enojados: los organizadores, el pùblico, las participantes, las televisoras…Resulta que en tan `chabacano`concursito los niveles de audiencia registraron, en Estados Unidos, los màs bajos de toda la historia cuando la competencia, ABC, programando una lata de repetición, logrò 10 millones de televidentes y la propietaria de los derechos, NBC, creyendo que tenìa el gran producto, sòlo alcanzò siete millones. En el Auditorio Nacional no se cansaron de abuchear a la participante estadounidense, a tal grado que la pobre chica se derrumbò mientras se mostraba ante los jueces como lo hacen los perritos en las exposiciones caninas. Algo grotesco, digo yo, porque el simple hecho de asistir a un concursito de esta naturaleza ya es de llamar la atención, luego chiflar y abuchear a los participantes es aùn màs penoso.
Pero lamentarlo como lo hizo Martha Debayle en su programa de radio es lo màs preocupante, pues afirmaba que la dignidad nacional habìa sufrido un descalabro, que Mèxico era la escoria de la humanidad por haberlo hecho y que èramos un paìs bananero, indigno e ignorante , cuando ella, que `ha recorrido el mundo`, nunca habìa prenciado algo asì, desgarràndose las vestiduras con un tono propio de Marìa Fèlix cuando decìa que Mèxico era una porquería. Como si el valor como paìs nos lo diera un evento tan deslavado como lo es Miss Universo, como si el comportamiento de unos cuantos fuera razòn para depositar nuestro valor como paìs.
Lupita Jones `lamentò` el que no nos otorguen el tan `anhelado` tìtulo, cuando ella si lo obtuvo siendo parte del protocolo de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio, pero nada màs. De ahì en fuera, nunca pelan a las mexicanas porque èstas no se saben operar la cara, caderas, busto, glùteos y demàs como les gusta a esos geriàtricos vejetes como Donald Trump, quien, por cierto, justificò las rechiflas a la concursante de EU y a èl mismo debido a la polìtica exterior de ese paìs, dejando advertir, entre dientes, que, si antes nunca ganaba una azteca, de ahora en adelante no nos daràn ni el Miss Simpatía, galardón que otorgan a la màs feìta pero `chistosita`. En fin, que no sirviò para nadie el certamen. Ni a nuestra imagen como sede, ya que ni lo vieron como se esperaba y , los que lo hicieron, segùn algunos `profundos` comunicadores`, se quedaron con una mala imagen de nuestra milenaria cultura; tampoco el paìs organizador saliò contento y mucho menos sirviò para la tan peleada y buscada dignidad de la mujer. Todo un fracaso.
Yo soy aquel…
Esteban Arce
Record
Junio 4, 2007
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