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Los libros ‘mágicos’

YO SOY AQUÉL


¿No les parece curioso que los libros más publicitados, de un tiempo a la fecha, sean aquellos cuyos temas tengan características tan distintas, pero a la vez sean tan parecidos? El Código Da Vinci, Harry Potter y ahora Crepúsculo son, sin duda, los libros más promovidos y vendidos en los últimos 10 años, y no solamente en México, sino en todo el mundo. Son libros que hablan, uno, sobre la secrecía del Santo Grial, el otro sobre un aprendiz de hechicero, y ahora nos vienen con el amor entre una jovencita y un vampiro vegetariano con inmensos poderes. Así como la ven, temas que al tiempo que son tan distintos se convierten en parecidos. Los tres buscan, supuestamente, el entretenimiento sano, pero encerrando un enmarañado plan de confundir a adultos, niños y ahora jóvenes de los valores fundamentales de las creencias y fe cristianas de occidente.

No es casualidad, son tremendas bombas publicitarias que, al tiempo de hacer grandes negocios, enfocan sus baterías en lagunas de ignorancia que al final conforman suculentos platillos para quienes, a través de la destrucción de valores elementales, fincan sus reales y bajos propósitos fértiles para la pornografía, drogadicción y manipulación absoluta de futuras generaciones.

El Código Da Vinci buscó, en forma de aparente novela, satanizar a la Iglesia Católica. Los gringos son tan profundos en sus investigaciones que no se enteraron durante décadas que el financiero de origen judío Madoff era un farsante, pero sí descubrieron el milenario secreto de los caballeros templarios.

Harry Potter, por su parte, mostraba a los niños que sólo con hechicería y magia oscura se pueden obtener los sueños, haciendo a un lado milenarias enseñanzas de bondad, caridad y espiritualidad cristiana. Por eso luego tenemos los políticos que tenemos, tan mágicos y maravillosos.

Hoy, una niña en la saga de Crepúsculo se enamora de un vampiro, y para pertenecer a su amor, supuestamente infinito, está dispuesta a morir por él. Luego no se quejen los padres de que les peguen a sus hijas si las dejan leer libros de niñas que les inculcan la sumisión absoluta y los poderes grandiosos del amor fatal combinado con vampirismo.


FUENTE: Record Diario Deportivo
Esteban Arce, Yo soy Aquél...
Domingo 28 de Diciembre de 2008



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