Cualquiera dirìa que con el simple hecho de haber desnudado a cerca de 20 mil de nuestros màs hermosos exponentes aztecas los mexicanos ya somos, de manera inmediata, parte del primer mundo intelectual o quizà nos subimos al carro de la `suprema libertad` y nos catapulte a la cima del pensamiento humano.
Pero nada de esto seguramente se darà.. Lo que sì se dio fue una vez màs una muestra del carácter `agachòn ` de nuestras autoridades.
Y es que con la simple petición de Mr.Tunick, el gobierno capitalino le ofreciò lo màs ssagrado de nuestra historia nacional de par en par, con todo lo que le hiciera falta al caballero en nuestro paìs, tan contestatario con los estadounidenses cada vez que hay una manifestación, y sobre todo por el partido del gobierno capitalino, que despotrica sistemáticamente contra el vecino del norte, arguyendo que son los culpables de todos los males nacionales.
El caso es que los mismos que se rasgan las vestiduras cuando se trata de hablar de nuestra autodeterminación y soberanìa fueron quienes le permitieron usar el zòcalo capitalino para que venda sus fotografìas en todo el mundo. Al menos le hubieran pedido una participación para los niños pobres o algo parecido, pero no, lo ùnico que nos darà el fotògrafo gringo por haber usado nuestra plaza mayor, nuestros símbolos màs sagrados de gobierno y cultura en una foto a los participantes cuando las revele….¡que bonito¡ Ya me imagino què le hubieran dicho a un mexicano las autoridades de Estados Unidos si èste, siendo fotògrafo, les hubiera pedido la Casa Blanca o el obelisco en Washington para tomar fotografìas de `gringos encuerados ` . ¿Por què no le prestaron a Tunick el Valle de las Monjas o el Cerro del Tepozteco¿ Ah, no, habìa que ser `entreguismo ` como siempre, y màs quienes màs se jactan de ser dignisimos defensores de nuestro nacionalismo.
Tunick comenzò tomando fotografìas de este tipo casi de forma clandestina como una manera de protesta contra lo establecido.
Hasta que eso se perdiò cuando las autoridades mexicanas prácticamente le acomodaron todo. Algún titular de periòdico no tuvo empacho en festejar que habìamos roto un record mundial, como si de eso se tratara o si eso fuera digno de festejar, cuando ni eso fue real, porque en medio de miles de seres sin ropa, uno, el de silla de ruedas, traìa puestos unos calcetines grises y eso seguramente anula todo rècord. Aquì solamente me queda decir lo que alguna vez le gritaron a un torero español en la plaza Mèxico: ¡ ….
. y se siguen llevando el oro ¡¡¡.
Yo soy aquel
Esteban Arce
14 de mayo de 2007
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